viernes, 6 de febrero de 2009

Pablito Mendoza

Pablito Mendoza

Corría el año de 1970, el verano estaba en su apogeo cuando llegamos al nuevo barrio, era un niño aún cuando tuve la fortuna de conocer a Pablo.
Pablo era un personaje característico del barrio a donde habíamos llegado, conocido por muchas personas pero a la vez solitario, padecía de un retraso intelectivo que le restringió el poder tener una familia como todos los demás, pero eso no minaba su ánimo. Desde muy temprano se levantaba a lidiar con un par de burros que por aquel entonces le servían para acarrear la leña que necesitaba para cocinar sus alimentos y para soportar las bajas temperaturas que le azotaban durante el invierno.
Siempre gozo de la estima de sus vecinos, porque aunque su carácter era fuerte, era respetuoso con las demás personas y acomedido en lo que podía el colaborar. No fueron pocas las ocasiones en las que a base de remedios caseros ayudó a mamás preocupadas por la salud de sus hijos.
Hombre de pocas palabras pero de corazón noble, su vivienda era un conjunto de cosas viejas y desvencijadas, pero ante todo le ayudaban a desarrollar su sentido y derecho a la propiedad. En muchas ocasiones algunos mal vivientes llegaron a hacerle daño y apropiarse de sus pocas pertenencias, las cuales el defendía con valentía enfrentándolos y recriminándoles su proceder.
En ocasiones se le veía muy alegre, sobre todo cuando se acercaba la fiesta de San Pedro y San Pablo, en otras era taciturno, ensimismado en sus ideas y pensamientos, pero siempre mostraba entereza para enfrentar la vida.
Según tengo entendido tenia algunos benefactores desconocidos para nosotros, pero él comentaba que cuando necesitaba atención médica había uno que le ayudaba y le proporcionaba sus medicinas.
Era conocido por chicos y grandes, le conocían hasta los nietos de aquellos con los que le había tocado fundar el barrio, cuando no había aún los servicios básicos. Huelga decir que era todo un personaje. Su forma de ser me recordaba a aquel hombre que López Tarso representó en la película “El Hombre de Papel”, aunque Pablo no era sordomudo.
Devoto del Santo Niño de Atocha, era común ver entre sus pocas pertenencias un rinconcito en el cual se encontraba la imagen, tenía otras muchas imágenes, pero su preferencia en este sentido estaba verdaderamente definida.
Así transcurrieron los años, muchos años. Pablo saliendo temprano a buscar el sustento, juntando botes, acarreando pequeños trozos de madera, esperando el auxilio de sus amigos para comer, yendo y viniendo de allá para acá. Hasta que todo junto con él envejecieron.
Una tarde de enero, sus vecinos notaron que Pablo se había ausentado, pasaron uno, dos y más días y no aparecía por ningún lado. La preocupación creció y algunos de ellos se dieron a la tarea de buscarlo en los lugares que acostumbraba frecuentar. Le buscaron en Hospitales, en casas de conocidos de él, en la Cruz Roja, en el Departamento de Policía, hasta que uno de ellos fue a medicina legal y le encontró ya muerto. Tenía cuatro días de haber sufrido el atropellamiento por un vehículo, consecuencia del cual su vida se esfumó.
Pablo se ha ido, pero se queda en la memoria de todos aquellos que le conocieron, como una muestra de que aún existen personas que son auxiliadas por la providencia Divina a través de sus prójimos, como ejemplo de que el respeto no solo se da en los que nos ostentamos como normales, sino se encarna en las personas de buen corazón, aun cuando se les considere de limitada razón, de esas personas era él.
Nunca supe a ciencia cierta su edad, su origen y sus anhelos, era un hombre reservado al que solo le movía un gusto especial por la vida. Una vida que pasó inadvertida para muchos, más no así para los que vivieron cerca de él.
Pablito Mendoza, que Dios le conceda recibir la corona de aquellos que viven cobijados por la bondad y el respeto, de aquellos que sin ser muy letrados llevan encarnada en su persona la justicia y la verdad, con independencia de su grado de intelectividad.
Descansa en paz Pablo.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Sabes tú?

¿Sabes tú lo que es
mirar en una dirección
encontrar que es buena y correcta
y muchos no van hacia allá?
¿Sabes tú lo que es
tener que hablar entre la gente
y saber que a la mayoría
no le interesa ni cree
lo que estas diciendo?

¿Sabes tú lo que es
luchar cada día por las convicciones
e intentar mantenerse
con firmeza en ellas?
¿Sabes tú lo que es
darte cuenta de que son pocos
los que encuentran la verdad,
pero son muchos los que dicen poseerla?

Y en ese devenir se debate mi ser entero
Sabiendo que debo preferir la verdad ante todo
Aún cuando descubra que aquel
que se dice mi amigo
Intenta aprovecharse, a cambio de un bien efimero,
de aquello por mi descubierto

No queda más que la esperanza
de saber que lo bueno, lo correcto y verdadero,
Seguirá al alcance de aquellos
que decidan apropiárselo
renunciando a todo lo que es corruptible.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

¿En verdad es independencia?

En muchas culturas y paises del orbe existen festividades dedicadas a rememorar las contiendas sostenidas por lograr la independencia, nuestro país no es de ninguna manera la excepción, sin embargo a ciento noventa y ocho años de sucitados los hechos que en este mes se conmemoran debiésemos preguntar ¿Realmente somos independientes?.

Se habla de independencia de otro para tomar decisiones, para valorar y hacer efectivos los derechos del hombre por tener y decidir el gobierno que a de guiar la política de un país, región o colectividad, pero se deja de lado el verdadero sentido de la libertad, puesto que se deja de ser esclavo de uno para caeer bajo la esclavitud de otro, luego entonces ¿En que radica nuestra libertad?

Aun cuando nuestras autoridades pregonen y sostengan que gozamos de una independiente soberania nacional, basta ver como los especuladores mueven sus capitales para darnos cuenta de que por lo menos en materia económica somos altamente dependientes de las decisiones que otros tomen mas allá de nuestras fronteras.

Ni que decir en materia de seguridad social, hoy en día, estamos obligado a vivir tras las rejas de nuestra propia vivienda por el temor a ser agredidos en lo fisico y en lo patrimonial, cuando tras las rejas deberían estar aquellos que no respetan el derecho a la propiedad privada y a la integridad individual; ¿Cual libertad entonces?

Para hablar de independencia, debemos de hablar de el hombre libre, y para hablar del hombre libre debemos llegar al hombre justo, aquel que no hace esclavo a otro de sus ideas o pasiones, sino que deja que aquel descubra, conozca y opcione por lo mejor, y que la mismo tiempo no se hace esclavo de si mismo.

festejar la independencia nos debe llevar a pensar en instituciones que busquen la prevalecencia de las cualidades fundamentales de la persona humana y no nada más el simple hecho de no depender de las decisiones ajenas a la colectividad en la cual nos desarrollamos; la independencia debe fundarse en una tendencia hacia la justicia y su práctica, justicia que debe alcanzar a todas las personas sin exclusión de ninguna. En alla debe radicar toda la actuación de quienes administran las instituciónes de un Estado que se precie de ser libre; mientras no se haga realidad la justicia para todos no habra una real independencia que festejar.

miércoles, 2 de julio de 2008

martes, 20 de mayo de 2008

Buscando la Justicia
Por: Hernán Manuel V. Chávez Boubión

Cotidianamente nos despertamos por la mañana y escuchamos en los noticieros que se cometió una injusticia, que se hizo justicia, que la justicia para acá, que esto y lo otro. Reflexionando en ello, nos preguntamos ¿Qué es entonces la justicia?.

Casi todos los diccionarios señalan: Justicia es dar a cada uno lo que le corresponde

Esta fría definición no nos dejo del todo tranquilos, con lo que dio inicio un cuestionamiento interno respecto de lo que debiésemos entender por justicia, sin llegar a dogmatizar nuestra opinión, consideramos la autocrítica para llegar a comprender de una manera práctica en que consiste la justicia.

Justicia no es solo dar a cada uno lo que le corresponde, debe llegar mas allá, de sólo premiar al que actúa bien, con rectitud y sancionar al que hace mal, al negligente.

Si intentamos practicar la justicia al mismo tiempo se presenta en nuestra puerta la honestidad, para mostrarnos que en razón de la justicia debemos reconocer que podemos estar equivocados en nuestras ideas, que contrario a lo que pensamos y vemos el otro, el más insignificante, puede ser mejor que nosotros.

Justicia es reconocer los talentos de nuestro colaborador aún cuando aparezca más brillante que nosotros. Generalmente todo lo que los demás hacen lo consideramos tonterías comparadas con nuestra genialidad y olvidamos que, para otro, lo que hacemos puede significar una gran tontería.

Al mismo tiempo no hay justicia si no hay parte de prudencia, puesto que la prudencia no consiste en callar sino en actuar cuando se debe, hablar y callar cuando es necesario hacerlo, en la práctica de la justicia no hay espacio para el pusilánime, puesto que la virtud es excluyente de lo que le compete al vicio, y para arrancar el vicio se requiere de valentía.

Y así reflexionando en la justicia, llegamos a la conclusión de que por más humanas que parezcan estas virtudes, no están desligadas unas de otras, y cuando decidimos practicar una de ellas nos topamos con que todas están profundamente relacionadas, puesto que existen para perfeccionamiento de aquellos seres capaces de reflexionar y entender.

martes, 29 de abril de 2008

Quien es el Grande

¿Quien es el Grande?
Por: H.M. Chavez

Pensando por qué, me acuerdo de ti
Pensando en la nada, me acuerdo de ti
Pensando en los demás me acuerdo de ti
Y me pregunto ¿Qué he hecho yo para ello?
Mejor sería descubrir que me has hecho tú

Limitado soy al amar
Limitado soy al querer
Limitado soy al pensar
Y termino por desear
Lo que no puedo alcanzar

Pero tú te pones frente a mí
Me cercas el camino
Pues todo lo que veo me hace recordarte
Y la única salida es ponerme entre tus manos

Huyendo de mí debo aun encontrarme
Dejando mi plan es que debo encontrarte
Pues el pequeño que reconoce al que es grande
No perece en la soberbia, sino que vive por la humildad

Y el único grande aquí, eres tú
Mi Dios y Señor.

miércoles, 23 de abril de 2008

6400 y Contando

A estas fechas, en el Distrito Federal se habrán practicado más de 6,400 abortos o interrupciones de embarazo, como le llaman los encargados de la salud en esa ciudad. Llama la atención que sostengan dichas autoridades que, de todas las interrupciones efectuadas solo se haya presentado el desceso de una persona, tal es el caso de una joven que falleció a causa de complicaciones durante el procedimiento.

¿Será verdad que solo una persona ha muerto en esta terrible práctica? Preguntémonos, en los otros seis mil trescientos noventa y nueve casos, ¿Que fué lo que les sacaron a las pacientes?.

La cuestion es que no es posible que solo pensemos que la futura madre o posible madre es la única persona que está en riesgo o que es la única vida que importa, el que está en riesgo y definitivamente sale perdiendo es el ser humano que es extraido en forma violenta del seno que debiera protegerlo y cuidarlo hasta su nacimiento.

En realidad lo que se extrae durante el aborto quirurjico es una persona, no es un apéndice o un abceso, en ambos casos , tanto el apendice como el abceso estan plenamente identificados y se sabe cientificamente que son y como se comportarán posteriormente. En el caso del aborto resulta más complicado saber que sucederá en el futuro, que va a hacer esa nueva persona una vez que tenga la posibilidad de ejercer sus actos con entera libertad, sin la dependencia vital de su madre.

Afirmar o sentenciar que los niños solo vienen a sufrir y a complicar nuestro modo de vivir, y por ello es necesario evitar a toda costa su llegada a este mundo, es renunciar de forma por más egoista al acto de dar, en este caso al acto de brindar la vida.

El derecho a la vida debe estar por encima de todo derecho, puesto que para tener derechos se debe primero tener el ser, lo que no es no tiene derechos y en este caso, los que ahora habitamos este mundo y gozamos de sus maravillas, y tomamos decisiones en busca de mejorar nuestras condiciones, debemos tener muy claro que antes de ser lo que somos tuvimos que pasar por todo el proceso que conlleva la gestación. El haber llegado primero no nos otorga derecho alguno de evitar que otros lleguen después.

Si nos indigna ver cuando el poderoso abusa del débil, debe indignarnos más el abuso que se propicia al indefenso o al inocente, y esa indignación debe llevarnos a salir de la ignorancia al pleno conocimento de lo que somos, encontrar esa dignidad y defenderla por encima de todo.